Los vemos cada otoño en las colecciones de multitud de marcas y nunca nos cansamos de admirar sus hipnóticos motivos. Los cuadros de inspiración británica son de esos tejidos que no pueden faltar en nuestro armario, ahora que caen las temperaturas. En este post, descubrimos los secretos que esconden las bellas tramas del tartán.
Cuadros escoceses, tejido Príncipe de Gales, cuadros Harris, pata de gallo… Provienen de una misma tradición, pero tienen sus particularidades. Todas son telas de lana elaboradas con hilos tintados y tejidas en forma de cuadros. Las diferencias estriban en su diseño y sus coloridos característicos.
Las telas de cuadros escoceses destacan por su amplia diversidad. Este estampado de rayas tejidas que al entrecruzarse forman cuadros de múltiples colores es quizás el más emblemático de todos los tartanes. Su origen se remonta a la Escocia del siglo XVIII, donde empezó a ser usado como símbolo que distinguía los diferentes clanes escoceses. Dentro del cuadro tartán se distinguen diferentes variaciones -diseño y colorido-, que están bautizadas con el nombre de la familia que solía utilizarlos.
A diferencia de los tartanes escoceses, el Príncipe de Gales o Glen plaid es un tejido destinado a los trabajadores. En el siglo XIX, la clase obrera no tenía derecho a lucir en su ropa los cuadros característicos de los clanes, de asociación noble e ilustre. Popularizado posteriormente en los años 30 por el entonces Príncipe de Gales, este tejido se caracteriza por su diseño de cuadros más minimalista y sus composiciones simples de color: negro y blanco o paletas de beiges, a veces cruzadas por un tercer color en una línea fina.
La tela de cuadros Harris también conocida como tweed se distingue del resto de tartanes por su tamaño, mucho más pequeño que el de los clanes escoceses, y sus colores, más sobrios e inspirados en la naturaleza: marrones, tostados, tejas, verdes hoja… De hecho, este tejido fue utilizado inicialmente como vestuario para practicar la caza.
La pata de gallo también es un tipo de tartán específico. Se caracteriza por la repetición simétrica de figuras abstractas de cuatro puntas que se asemejan a la huella del ave que le da nombre. Al igual que la mayoría de tejidos de cuadros, es originario de Escocia y fue popularizado por la aristocracia inglesa. Aparte del diseño, se diferencia de los otros tartanes por su colorido que suele ser un binomio de blanco y negro -su versión más conocida-, aunque posteriormente sus gamas se han diversificado y el fondo blanco puede ser sustituido por otros colores.